La cal ya era conocida en el sexto milenio como material de construcción para morteros y revestimientos. Es, de hecho, el ligante más antiguo después del yeso y el único
utilizado hasta la industrialización. El estuco a la cal se ha convertido en uno de los productos más empleados en la alta decoración por sus muchas cualidades, entre las que
destacan: su belleza estética, las propiedades hidraulicas del producto y su prolongada durabilidad.